La importancia de un nuevo PGOU para Torrelavega

En los últimos años y décadas hemos debatido cuestiones trascendentales: soterramiento de las vías y reordenación urbanística, nuevas áreas industriales, ampliar espacios de zonas verdes, mejorar la interconexión viaria, crear zonas de aparcamiento disuasorio que alivien el tráfico, desarrollar los suelos urbanizables pendientes, etc. Pues bien, si todos estos temas son muy importantes para Torrelavega, redefinir el planeamiento urbanístico a través de la revisión del PGOU es más importante que todos ellos juntos. Los engloba a todos y a muchos otros por enumerar.

Rediseñar el actual planeamiento de 1986, agotado plenamente, y disconforme con la legislación urbanística autonómica, no es solo importante, es de urgente necesidad desde hace años. No determinar ahora la ciudad del siglo XXI, y en caso de estancarse la revisión al igual que entre 2009 y 2013, supondrá perder el perfil de capital comarcal e industrial.

La acuciante falta de suelo industrial se vería solucionada. Actualmente hay déficit de suelo al ser inviable el corredor Sniace-Solvay por su inundabilidad. Además, el Polígono de La Espina, de pequeño tamaño, está colmatado. Frenar el crecimiento industrial no es solamente una peligrosidad fruto de la demagogia cortoplacista, necesitamos prever suelo industrial a corto, medio y largo plazo, y el nuevo planeamiento urbanístico lo hace. Por el contrario, depender exclusivamente de los intereses de los accionistas de una fabril con suelos en desuso, de superficie insuficiente a medio plazo, es hacer reo de la especulación al futuro de Torrelavega. Dentro de esto, la tramitación del Parque Empresarial y Tecnológico de Las Escabadas como un Proyecto Singular de Interés Regional lo desliga formalmente de la vinculación directa con la revisión. Es decir, quien esté en contra que plantee su confrontación administrativa, jurídica, o populista en el expediente del PSIR, no en el PGOU, pues, de seguir más años con el Plan de 1986, sucederá que finalmente Las Escabadas sea una realidad pero que Torrelavega siga en los años ’80 eternamente.

Proyectos como este o el Centro Logístico no son propuestas nuevas, si no pendientes. Podemos recordad como en 1996 se aprobó por unanimidad el desarrollar un Polígono en Las Escabadas, tramitación desistida en favor del Polígono de Tanos. Aun así, este suelo se incluyó en el Avance de la revisión de 2005, con una superficie mayor del doble de la ahora propuesta, y que no contó entonces con votos en contra. Por su parte, el Centro Logístico de La Hilera puede asimilarse al proyecto de 1999 que un constructor local proponía como Ciudad del Transportista en una ubicación similar.

Pero no solamente necesitamos suelo industrial. El Plan Parcial Mies de Vega, a 300 metros del centro, seguirá por los tiempos como huertas o pastos, y esa gran zona no tendrá nunca viales, equipamientos, viviendas, o un aparcamiento. Este suelo es imposible de desarrollar actualmente, y contamos con otros pendientes o posibles (Coteríos, Campuzano, etc.), que de desarrollarse frenarían la pérdida de población que nos llevará a bajar de 50.000 habitantes.

La revisión del PGOU prevé un modelo de ciudad compacta y también posibilita el demandado crecimiento racional en los núcleos rurales de Viérnoles y La Montaña. Se planifica una movilidad sostenible y corredores verdes. Además, el suelo rústico es puesto en valor sobremanera. Tres de cada cuatro hectáreas se clasifican como suelo rústico, y descontextualizar el posible desarrollo de algunos en comparativa con la extensa superficie prevista para el sector primario es una irracionalidad.

Los grupos políticos deben compartir la necesidad de dar un nuevo paso y continuar la tramitación administrativa de la revisión, su aprobación inicial permitiría la participación formal ciudadana y colectiva con alegaciones a tener en cuenta en el proceso participativo más grande jamás conocido. El vigente PGOU se aprobó inicialmente por unanimidad en 1984, si bien la aprobación provisional fue a cargo de PSOE y PCE. Entonces se debatía la altura de las edificaciones o el aparcamiento subterráneo en la Plaza Mayor, pero se impulsó por unanimidad la tramitación de la aprobación inicial.

Negando un nuevo urbanismo, estamos imposibilitando el soterramiento de las vías de FEVE, inviable si no se ordenan los espacios liberados, estamos cuestionando el futuro de Torrelavega, la solución a los problemas urbanísticos pendientes, o dar alternativa a la desindustrialización generando actividad y empleos.

El PP sabe perfectamente lo que supone para una ciudad como Santander tener un urbanismo de hace veinte años. Ildefonso Calderón, en su vida política, solo ha votado a favor de un PGOU, el de Santander, en el Parlamento para tramitar la solución transitoria a su problemática. Mientras, Gómez Morante como exalcaldesa conoce el daño de seguir demorando la aprobación de la revisión. Finalmente, ACPT, el grupo político más participativo en esta segunda etapa de revisión, sabe que es buena para Torrelavega, incorpora todas sus propuestas.

Apoyar la aprobación inicial es dar paso a la participación y transparencia, y tramitar la revisión completa es pensar en la ciudad por encima de todo. El nuevo PGOU es más importante que la suma de todos los problemas de la ciudad en las últimas décadas. Los representantes ciudadanos debemos estar a la altura de las circunstancias y apostar por el futuro de Torrelavega.